En Nicaragua el café es uno de los principales rubros de exportación con 400 millones de dólares anuales, además de generar más de 250 mil empleos directos; pero, los bajos precios del llamado grano de oro en el mercado internacional, las políticas tributarias que elevan los costos de producción y un sistema regulatorio que impone cobros por quintal de café exportado, están afectando negativamente tanto a los productores como a los trabajadores.
Los dirigentes cafetaleros han manifestado su preocupación ante las políticas gubernamentales que podrían generar el caos en uno de los sectores más dinámicos de la economía, es así que la caficultura nicaragüense sufre una de sus peores crisis en los últimos años.
Para abordar los principales problemas que afectan al sector presentamos la entrevista al dirigente cafetalero de Matagalpa Frank Lanzas.
¿Cómo está afectando al sector los bajos precios en el mercado internacional del café y las políticas tributarias gubernamentales?
En primer lugar los precios en el mercado internacional han estado en su mínimo desde hace aproximadamente diez años, los costos de producción, por otro lado, han venido aumentando año con año, a nivel nacional.
Los costos en estos momentos, rondan los ciento treinta y cinco dólares por quintal, pero creemos que con los nuevos impuestos que pretende aplicar el gobierno a las exportaciones, se elevaran a ciento cuarenta dólares.
Nos están imponiendo impuestos a todo el proceso productivo. A los insumos y al nuevo impuesto a la exportación, que es de un dólar por quintal, eso se suma a los bajos precios internacionales.
La brecha de los costos de producción cada vez se está ampliando más y esto ha conllevado a que muchos productores se están engañando al aplicar a las plantas menos abonos y fertilizantes, esto por el elevado costo que alcanzaron los insumos por la reforma tributaria impuesta a principios de año.
Hay varios productores en la Asociación de Cafetaleros de Matagalpa que dicen están poniendo onza y media de abono por árbol, cuando antes se les ponían hasta quince onzas de abono, dependiendo como estuvieran las fincas. La urea, los fertilizantes, han subido de una manera escandalosa.
La urea que costaba antes de la reforma tributaria 600 córdobas el quintal (unos 18 dólares), que de por sí ya estaba cara, ahorita se pagan 900 córdobas el quintal (alrededor de 10 dólares más). Entonces difícilmente vamos a poder darle todo el requerimiento a la planta.
En cuanto a los precios internacionales, no hay gobierno en el mundo que pueda hacer algo, tal vez sólo Brasil. Este es el único país que tiene el poder de hacer algo por el precio internacional del café.
¿Qué otros problemas les están afectando?
Los costos de mano de obra siguen aumentando; la falta de financiamiento, la eliminación de las exoneraciones, eso está contribuyendo también al aumento de los costos de producción, han eliminado ciertas exoneraciones que beneficiaban al sector.
Otro problema es la falta de control de calidad; con el asunto de la roya que aquí fue una cosa escandalosa, proliferaron los productos trasvasados, adulterados. Eso a mí me consta porque compré en diferentes partes un producto, en un lugar era de una forma y en otro de otra forma, siendo el mismo producto. Eso contribuyó a la poca efectividad para eliminar las enfermedades o plagas, esto también incidió en el aumento de los costos.
También el cambio climático nos afecta. Esto lo vimos con la roya, en esta zona que estamos arriba de los mil metros, convivíamos con la roya, no era virulenta pero, con el cambio climático, al subir el calor, literalmente subió la plaga arriba de los mil metros, porque la roya en un clima frío no es virulenta, antes la controlábamos con lo que llamamos un foleo, se foleaba en verano, antes de la entrada del invierno y estabas protegido el resto del año.
Con un foleo contra la roya bastaba arriba de los mil metros, pero aquí se ha calentado. Hace veinte años aquí era muy frío el clima, había que andar abrigado.
Otro problema es que el productor pequeño, ante la crisis, ha cortado sus plantaciones de café y está sembrando frijoles, maíz, papas, o cualquier otra cosa. Produce solo para comer.
¿El aporte de un dólar por quintal exportado cómo funciona?
Dicen que es un aporte de los caficultores, pero yo puedo aportar a la Iglesia, puedo aportar a la Cruz Roja, pero cuando ya es por ley, no es aporte, es un impuesto porque lo están imponiendo.
Como los precios internacionales se mantienen bajos, la recaudación se ha estancado, no ha mermado porque la producción sigue igual, pero, el gobierno creyó que los precios internacionales subirían por los supuestos buenos precios que se calculaban para el 2019, 2020, momento en que calculaban que podían pedir cuatro dólares por quintal; sin embargo, los precios se mantienen estancados.
Como se han estancado los precios y la crisis política interna después del levantamiento de abril del 2018, aumentan a un dólar por quintal exportado y lo ven como una caja chica.
Si aquí producimos dos millones y medio de quintales, ellos calculan que el cobro de un dólar por quintal les de esa misma cantidad en divisas. Son dos millones y medio que se les caen.
Hasta el momento llevan un poco más de 25 millones de dólares que los cafetaleros han puesto, ¿dónde están?. Supuestamente están en el Banco de la Producción, en un fondo de fideicomiso, la plata la estamos poniendo los caficultores, pero es el gobierno quien lo maneja.
Nosotros no podemos decir, por ejemplo, esto lo vamos a gastar en un laboratorio de suelos. Les estamos pidiendo desde el primer día que se instauró esta ley un laboratorio de suelos que tanto necesitamos y no sólo para la caficultura, porque un laboratorio de suelo lo ocupa cualquier agricultor, llámese de arroz, papa, de tomates, entre otros.
¿Por qué tantas desventajas para los cafetaleros; y no así para los productores de otros rubros en Occidente?
Porque nosotros no podemos cambiar de rubro. No somos como los productores del Pacífico, León y Chinandega. Por ejemplo, si este año el precio del maní no está bien, pues no siembran maní, siembran sorgo, siembran arroz, porque el ciclo de ellos es de cuatro meses, bien pueden sembrar arroz, sorgo, caña, maní, tienen cuatro rubros que sí no me gusta este año porque hay aranceles o el mercado no está bien, entonces me voy por cualquiera de los otros.
A nosotros para que una plantita de café nos produzca debemos esperar hasta cuatro años para empezar a recuperar la inversión que se hizo, mientras tanto sólo estamos esperando para ver que produzca.
El Gobierno se ufana de que el café es uno de los principales rubros de exportación, ¿qué significa esto para ustedes?
Por ahí están los números, 400 millones de dólares anuales generamos, pero, parece que el oro nos va a desplazar muy pronto. Todavía seguimos siendo el primer rubro, pero hay que ver lo que significa para los caficultores en cuanto a la generación de empleo. Por cada diez quintales de café oro producido se necesita una persona, sí producimos dos millones quinientos mil entonces le estamos dando trabajo a doscientas cincuenta mil personas en trabajo directo.
El cortador, el capataz, el chofer, el que anda en el camión; no estamos contando con el vende helados, el vende ropa, el transportista que se lo lleva de aquí a Jinotega, la fritanguera allá en el mercado, y si el cortador de café se compró un par de botas de hule, a esos no los estamos contando, sólo al trabajador directo.
De ahí, los caficultores demandamos se anule ese impuesto de exportación, pues ya estamos enfrentando problemas económicos que afectan a los trabajadores, pues si no tenemos cómo contratarles, estos se quedan sin trabajo y el movimiento de la zona se estanca.